Piglia recorre a través de un texto corto que versa
sobre Saer y la entrevista alojada en “La literatura por escritores
Argentinos.” Los dos tipos de postura en las que puede alojarse, críticamente,
su obra.
Piglia es minucioso. Rechaza las convenciones
literarias que tienden a canonizar los textos, a conformar un corpus literario.
Rechaza la noción de canon literario. Él prefiere hablar de tradición. ¿Qué
encierra este concepto de tradición? Para Piglia la tradición es pensar en la
estructura misma de la literatura. Su forma manifiesta, su poética inherente.
Saer encarna esa tradición porque su poética trabaja con la forma de la
literatura, la expresión de esas formas es la obra. Por eso es que nuestro
escritor va a tomarlo como un ejemplo paradigmático de esto.
La literatura se compone, sobre esta concepción, no
solo de lo que dicen los escritores, sino de lo que pueden mostrar y lo que se
puede interpretar a través de ellos.
Podríamos aproximarnos a la obra, a una comprensión
parcial de la obra de Piglia entendiendo esta concepción. La literatura es
tradición (forma) y análisis (lo que se muestra y lo que se ve). Pensarla exige
un conocimiento de esta tradición por un lado y el análisis introspectivo por
el otro. Son dos movimientos en la misma situación. La de experimentar a través
de la poética de las formas a la literatura, insertándose en la tradición. Pero
no podemos condensar exclusivamente a Piglia en la tradición sin pensar la relación
que guarda esta con la vanguardia.
He aquí aparentemente la primera encrucijada, el
primer momento pretendido en esta oposición de conceptos (Tradición vs.
Vanguardia). Decimos aparentemente porque la concepción clásica de ambas
posturas nos dicta que mientras tradición es resistencia cultural de
expresiones consideradas como nacionales, la vanguardia son movimientos
estéticos extranjerizantes que vienen a romper con esa tradición. Pero Piglia
define a la vanguardia como una posición literaria desnaturalizada fuera de la
cultura. A espaldas de la cultura. Esto es fundamental para entender porque esa
pretendida oposición de conceptos se funde en Piglia. La vanguardia ve a la
cultura como cultura dominante y esta es una zona de problematización, de discusión,
de enfrentamiento de concepciones.
Entonces estas posturas que parecen no tener
confluencia no son tan disímiles. Hilemos mas fino. Aquí entran en juego los
análisis entre tradición/canon (Como oposiciones) y la función de la cultura. A
la cual Piglia va a permitirse estudiar desde la obra de Saer.
Conocer el canon no es insertarse en la tradición, no
es estar dentro de una determinada tradición literaria. ¿Por qué? Porque todos
atravesamos en mayor o menor medida por el canon, lo conocemos a través de
nuestra formación. Por ejemplo el secundario, donde conocemos textos como el
Quijote de Cervantes, o el Martín Fierro de Hernández.
¿Qué es
entonces esto de la tradición finalmente? Dijimos que era la forma manifiesta
de la literatura pero apropiarse de lo nacional, conocerlo es una de esas
formas de la tradición. Generalmente asociamos que es la única manera de
hacerlo y he aquí el error común sobre el cual nos advierte lucidamente Piglia.
Pensemos por un momento en la figura (a esta altura
ya mítica en nuestras letras) de Jorge Luis Borges. Borges reconstruye nuestro
concepto desde tradición, porque va a apropiarse de tradiciones literarias
extranjeras, e insertarlas en la nuestra. Su elaborada y compleja literatura,
ese vértigo que es su genio literario le permite tomar a Bernard Shaw o León
Bloy e insertarlos a través de su obra en las maneras que tenemos de pensar la
literatura en este lado del mundo. Piglia lo sabe a esto, sabe también que la
poética de Saer esta íntimamente emparentada a otras tradiciones. La
localización, la apropiación de los métodos de análisis introspectivo que por
ejemplo podemos encontrar en William Faulkner también los encontramos en Saer.
Son relatos comunes que se sobrescriben, se reinterpretan, se funden en nuevas
visiones de ese mismo plano literario.
Piglia comparte esto con Saer, la visión de
reivindicación y apropiación de literaturas extranjeras. La tradición es así
una forma fundante, inicial, en la literatura.
Fundante, inicial, maneras de escribir e interpretar,
de crear e insertarse en una tradición. Entendiendo esta noción podemos ver que
Piglia no concibe la vanguardia como un rompimiento, una fractura con la
tradición. La vanguardia rompe con el canon literario que forma la cultura con
mayúscula, la cultura del manual, la cultura anquilosada de lo establecido.
La cultura dominante es siempre la propiedad privada
del poder dominante y es esto lo que debe ponerse (para Piglia) en cuestión. La
vanguardia es un momento de esa tradición pensándolo de esta manera. Es la
expresión de ese movimiento dialéctico de interpretación/discusión/nueva visión
con la cual Ricardo Piglia va a construir, a su vez, una tradición distinta a
la manera en la que se suele pensar a la literatura Argentina.

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